Relacionada con la anterior, pero más perniciosa aún, es la idea de que ejercicio = sufrimiento y cuanto más, mejor. Es una tortura dolorosa, pero necesaria para alcanzar una meta física determinada; una vez conseguida esa meta, por supuesto, podremos por fin abandonar la tortura. Aunque la mayoría de la gente lo dejará antes. Normal: someterse a estrés físico y psicológico no suele ser la mejor manera de avanzar en la vida, y menos cuando la meta es supuestamente la salud.
Estas son algunas frases —teóricamente— motivadoras, vistas en cuentas de redes sociales de fitness. Por desgracia, algunas incluso están llevadas por profesionales. Para cada una, quiero ofrecer una alternativa positiva, sana e inspiradora:
NO: “Sufre el dolor del ejercicio o sufre el dolor del arrepentimiento”
SÍ: La segunda parte es real, ya sea ahora o más tarde, cuando la edad vaya haciendo de las suyas. ¡Pero la manera de motivar a alguien que ya se siente culpable o preocupado a cambiar no es decirle que la otra opción es casi peor! Lo bueno es que no es cierto que haya que elegir entre dos dolores que sufrir. Hay que distinguir entre esfuerzo y sufrimiento. El ejercicio supone hacer un esfuerzo, pero uno que resulta en felicidad y mayor calidad de vida desde el primer minuto. Puede que a ti no te guste todavía hacer ejercicio, pero seguro que a tu cerebro sí, ya que libera endorfinas, las hormonas que nos dan sensación de felicidad y bienestar. La única manera de compensarlo es empeñarnos mucho en fastidiarlo.
“Disfruta de la felicidad del ejercicio (con un pequeño esfuerzo) o sufre el dolor del arrepentimiento”