Hay quienes argumentan que las fotos de transformación perpetúan el estereotipo de la chica extremadamente delgada con anorexia, y por tanto que solo sean estos casos los que se detectan y para los que se busca ayuda. Por supuesto: cualquier persona, en cualquier peso, puede estar sufriendo un trastorno alimenticio. Las enfermedades mentales no siempre se pueden ver físicamente. Y para una persona con un trastorno alimenticio restrictivo, esperar a que los efectos sean evidentes es esperar demasiado. Por eso, animo a personas con trastornos alimenticios en cualquier condición y con cualquier aspecto a que no tengan vergüenza, hablen, compartan su historia, se hagan ver. Yo les apoyaré y ayudaré en lo posible a difundir esta realidad.
Pero no voy a contar una historia diferente a la mía. Mi historia es mi historia, e incluye innegablemente un componente físico. Dejadme compartir algo que para mí ha sido importante. ¿Que respondo al estereotipo de “chica joven, blanca, de clase media-alta, perfeccionista, muy delgada”? ¿Y qué? No por eso mi sufrimiento —ni el de nadie en el mismo caso— es menos válido.