¡Alguien a quien quiero sufre un trastorno alimenticio! ¿Cómo puedo ayudarla?

¡Alguien a quien quiero sufre un trastorno alimenticio! ¿Cómo puedo ayudarla?

Una de las cosas que resultan un continuo obstáculo que hace tropezar a las personas en recuperación de trastornos alimenticios son los comentarios detonantes, sean sobre la comida, sobre la apariencia de otros, sobre la apariencia de la persona en cuestión… La mayoría de las veces provienen de haber asimilado la cultura de la dieta imperante, o de la insensibilidad. Otras, sin embargo, en realidad quien los hace está buscando ayudar a la persona en recuperación, pero a pesar de su buena intención consigue lo contrario.

Lo cierto es que en los ambientes de recuperación siempre se habla más de los comentarios malos que hace la gente. Y es que es verdad que el problema no es que se diga poco de lo positivo, sino que se dice mucho de lo negativo. En general, hay que callar más respecto a la comida y el aspecto físico de las personas, no decir más. Y no me refiero solo cuando hay gente que sabes que está en recuperación delante, sino siempre, porque no es sano socialmente.

Pero, aclarado esto, es cierto también que hay veces en que tus palabras pueden marcar una diferencia positiva. ¿Qué decir para ayudar a una persona en recuperación de un trastorno alimenticio?

La comida

Elogia la comida

Cuando tenemos un TCA, la comida se siente como una amenaza. Calorías. Grasas. Azúcares. Básicamente, es algo que nos engorda y que estamos acostumbrados a rechazar, a considerar un enemigo. Que ahora necesitamos para la supervivencia, pero nuestra mente sigue rechazándola e infundiéndonos miedo hacia ella.

Por eso, ayuda cuando los demás muestran sentimientos positivos hacia la comida, quitando el foco los términos cuantitativos que nos agobian. Di que algo está delicioso, muy bueno, riquísimo. Esto sirve para asociar la comida a una felicidad que queremos tener. Para verla algo para disfrutar, que no hay que temer.

Corrige a quienes hacen malos comentarios

Aprende a detectar los comentarios que surgen de la nociva cultura de la dieta y atrévete a corregir a quienes los hacen.

  • Si alguien empieza a decir exageradamente que es muchísima comida y va a explotar, di que a ti te parece una ración normal. 
  • Si alguien alardea de que se ha saltado o se va a saltar una comida, di que tú no. 
  • Si alguien se queja de que va a tener que pasarse horas en la cinta de correr para quemar la comida, di que el ejercicio debe hacerse como algo que enriquezca tu vida, no como un castigo. 
  • Si alguien dice que todo es súper poco sano, recuérdale que, en moderación, no se deben clasificar los alimentos en sanos e insanos. 
  • Si alguien empieza a decir que la comida le tienta, que está arruinando su dieta y haciendo trampas, que por un día se puede permitir ser un poco malo, o cualquier cosa que implique un adjetivo moral, pide que no aplique ese tipo de calificativos a la comida.

Esto no solo ayudará muchísimo a alguien que esté luchando contra un TCA, sino que contribuirá a que haya una mentalidad sana alrededor de la comida en todo el grupo, evitando patrones de alimentación desordenados. 

O, simplemente, desvía la conversación. Lo importante es que no permitas que se cree un ambiente tóxico en tu presencia.

Da gracias recordando los beneficios de la comida

Comer nos genera sentimientos de culpa y de asco hacia nosotros mismos. Nos sentimos débiles, como si hubiéramos cedido, como si nos hubiéramos contaminado y ahora fuéramos a pagar por nuestro error con la gordura. La bendición de la mesa fue algo que me ayudó a contrarrestar estos sentimientos y a percibir la comida como un don de Dios, que amoroso y providente nos da nuestro sustento para que podamos cumplir mejor nuestra misión en este mundo.

Bendice la mesa, y enfatiza estos aspectos en tu oración. Transmite que la comida es algo por lo que dar gracias, no por lo que pedir perdón. Un instrumento más mediante el cual podemos dar gloria a Dios, no con el que le ofendemos. Y algo que nos da fuerza y energía para vivir y hacer Su voluntad, no algo que “engorda”.

La persona

Esas son pues algunas ideas sobre qué decir en situaciones sociales que implican comida. Pero, ¿cómo dirigirte directamente a la persona que sabes que está en recuperación? Primero de todo, hay dos consejos generales importantes:

  • No la trates diferente: que no se sienta como un bicho raro, que no sienta que todos los ojos están sobre ella, vigilándola o juzgando cada cosa que hace. O que se la intenta dar un trato especial de enferma. Se sentirá como un animal de feria y con mucha presión. Trátala como a cualquier persona (porque, al fin y al cabo, el tipo de comentarios que no debes hacer delante suyo, insisto, es el tipo de comentarios que en realidad no deberías hacer nunca).
  • Menos es más: si no eres parte del círculo que está directamente trabajando en ayudar a la persona, es mejor que no digas mucho. Vuelvo a subrayarlo: es más importante lo que no dices que lo que dices. Si no conoces todo el proceso que está siguiendo esa persona, su situación concreta, los pensamientos que tiene, sus herramientas para afrontar los ataques… no te mojes, no vale la pena el riesgo. Además, la mayoría de la gente no quiere que se sepa su problema —aunque sea un secreto a voces—, así que puede ser muy incómodo si se le hace notar que sí se sabe.

No obstante, es natural que cuando ves que alguien empieza a mejorar quieras expresar esa alegría y hacerle saber a esa persona que va por el buen camino. Y de hecho, puedes hacerlo, puedes hacerla sonreír y darle más confianza en sí misma. Estos son algunos trucos para ello:

Enfatiza el proceso sobre el resultado

Esto es crucial. La persona no se ha recuperado, está recuperándose. Y quiere parar cuanto antes, pero no debe. Los médicos le dicen que debe continuar, y ella quiere confiar, pero todo en su interior le grita que no, que ya se ha pasado o está a punto de pasarse, que tiene que parar cuanto antes o se cumplirán todas sus pesadillas respecto a su físico. Por eso, si oye que ya se la ve bien, sana, guapa o cualquier adjetivo similar, eso en su cerebro se escucha como que ya ha llegado a la meta, y que apenas gramos después eso se transforma en estar gorda.

En realidad, si analizas la situación racionalmente, tú sabes que todavía no está bien —a no ser que tu idea de salud y belleza haya quedado distorsionada también por los medios—. Lo que está es mejor que antes. Pues exprésalo así. Cada vez estás mejor, o algo en esa línea. Eso anima a continuar. “Mejor” implica la existencia de un óptimo, algo ilusionante a lo que llegar, algo por lo que merece la pena seguir luchando.

Corrige a otros

La mayoría de la gente no va a saber lo que acabo de explicar, y por tanto se van a equivocar. Tú, ahora que lo sabes, puedes intentar redirigir lo que dicen. Se trata de llevar los adjetivos al grado comparativo

Y, como en el caso de la comida, educa a quienes hablen influidos por la cultura de la dieta y empiecen a quejarse de su cuerpo, a decir que tienen que perder peso cuando no es cierto, a hablar de sus dietas extremas, o en general muestren una actitud de autodesprecio y poco sana. Los trastornos alimenticios son competitivos, y teniendo en cuenta que es probable que la persona ya perciba a otros en un peso sano como más delgados que ella, entenderá que con más razón ella tiene que adelgazar y se sentirá fatal por estar esforzándose en nadar contracorriente: ganar peso en una sociedad que solo promueve perderlo.

Haz cumplidos por cosas físicas pero que no sean el peso/tamaño

Haz un esfuerzo por ir más allá de lo obvio, porque a ti te puede parecer bueno pero para la persona es doloroso. Fíjate en otros detalles que trae la recuperación: el brillo de los ojos, la salud o el color de la piel, el volumen o la suavidad del pelo, etc. Quizá ella ni se haya fijado en esas cosas porque la obsesión es el peso.

Trae también a colación cualidades invisibles pero físicas como la energía para llevar a cabo una actividad, la fuerza al llevar algo pesado, etc. Todo esto le ayudará a valorar su cuerpo de una manera nueva.

¿Y si me cuenta que tiene un trastorno alimenticio?

Fíjate en que la pregunta no es: ¿cómo hago que me lo cuente / me lo admita? No acorrales. Aunque sea tu amiga. No asumas que si no te lo cuenta es porque no confía en ti o no te quiere lo suficiente. Quiere que tengas un papel en su vida, claro que sí, solo que a lo mejor no es el que tú piensas. No subestimes lo que puedes hacer desde un apoyo discreto cumpliendo todo lo que hemos dicho hasta ahora, y simplemente estando ahí. 

Pregunta

Pero si te lo cuenta, pregunta. Para empezar, pregunta qué quiere que hagas con esa información, qué rol quiere que tengas. Pregunta también qué ayuda está recibiendo, y anímala a recibir alguna más profesional si todavía no la tiene.

Y pregunta sobre su trastorno alimenticio. Cuando se pregunta desde el cariño y el respeto, nos gusta responder. Nos gusta que la gente se interese por ello y tener la oportunidad de ofrecer información real, que puede diferir mucho de lo que se oye por ahí. Pregunta en vez de dar por supuesto tus posibles prejuicios. Y estáte abierto a aceptar sus respuestas cuando no sean lo que esperas.

Hay distintos tipos de trastornos alimenticios (anorexia, bulimia, trastorno por atracón, ortorexia, etc.) y cada uno lleva asociado sus propios estigmas. Por el contrario, tú escucha con compasión, sin mirar de una forma diferente a la persona por lo que te cuenta. No pongas etiquetas, mira a la persona, no al demonio que la aflige. Aprende qué era lo que le empujaba a los comportamientos enfermizos, cuáles son sus detonantes concretos, si responde mejor a que se la anime a retarse o a que se le deje su espacio, si le conforta o le agobia el contacto físico…

Reconforta y reafirma

Si te conviertes en un apoyo más importante para la recuperación de esa persona, lo que más va a necesitar de ti son esas dos cosas. Y eso implica responder muchas preguntas que empiezan con “¿Pero seguro…?”. Es decir, cosas que su mente racional sabe, o que le han dicho que tiene que creer, pero que el TCA le grita que son mentira, lo que hace que dude y se tambalee. 

Por ejemplo:

  • ¿Pero seguro que lo estoy haciendo bien?: Anímala, explícale que la recuperación es lo correcto, que tú te alegras de que haya elegido emprenderla y debería estar orgullosa de sus avances. 
  • ¿Pero seguro que eso no me va a engordar?: Insístele en que la comida la está curando y le está dando vida, recuérdale que lo que coma será siempre bueno para su cuerpo, que lo necesita, y además que no, que una comida que le dé miedo y con la que se atreva en un momento dado no le va a engordar de la noche a la mañana. 
  • ¿Pero seguro que no estoy ya bien?: Empújala a continuar, dale la esperanza de un más mejor, mentalmente, espiritualmente, físicamente. 
  • ¿Pero seguro que esa no está más delgada que yo?: A mí esto me ayudaba mucho. Cuando iba con mi madre por la calle y me resultaba detonante ver a chicas que me parecía que tenían cuerpos de 10, pero que me hacían pensar yo me estaba alejando de eso porque estaba ya más gorda que ellas, se lo preguntaba. La reafirmación externa me servía para aceptar que mi visión estaba distorsionada, y que en realidad no estaba alejándome del cuerpo que quería, sino llegando a él. Claro que me daba vergüenza preguntárselo, me sentía una pesada, y además como que iba a quedar de vanidosa y superficial. Tú comprende que no es así, haz que se sienta cómoda hablando del cuerpo.

Repite lo mismo una y mil veces

Relacionado con lo anterior: por favor, ten paciencia con la persona en recuperación, no te enfades cuando la veas caer una y otra vez en las mismas cosas, volver erre que erre sobre los mismos temas. No pienses que no te escucha. Ten en cuenta que tus palabras las oye una vez, pero lo contrario lo está oyendo en su mente una y otra vez, constantemente, acompañado de sentimientos de tormento. Repítele por qué la recuperación es buena, por qué comer no la hace débil, que no debe pensar en el futuro, que Dios está con ella…. No muchas cosas, sino aquellas pocas que funcionen y que veas que le dan paz.

Muchas veces serán cosas que ella misma haya dicho en momentos de luz, o que te cuente que le han dicho quienes la están tratando, o que ha leído en un blog. Haz una lista mental de esas cosas para poder repetírselas cuando la oscuridad las sepulte en el olvido. Si no sabes todavía qué decir exactamente, te aconsejo leer testimonios y blogs de personas que hayan pasado por la recuperación (el mío u otros) y, como he dicho antes, preguntar con la mente abierta.

En resumen

En resumen, los pasos más importantes para apoyar a una persona de tu entorno que se está recuperando de un trastorno alimenticio serían los siguientes:

  1. Estar ahí.
  2. Evitar hacer comentarios detonantes.
  3. Corregir a otros cuando los hagan.
  4. Si la persona quiere contar contigo más directamente para que la ayudes, preguntar, escuchar sus luchas sin juzgar y tener mucha paciencia.

Espero que estas directrices te puedan servir para ayudar a alguien que sufre y, al mismo tiempo, para crear un ambiente más favorable para cualquiera que pueda estar pasando por dificultades con la comida y su cuerpo.

Si conoces a alguien que sufre un TCA y no sabes cómo actuar, por favor no dudes en contactarme a través del formulario de esta web o de instagram.

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